Puse mi sueño en un navío
y el navío encima del mar;
después abrí el mar con las manos,
para así mi sueño naufragar.
Mis manos aún están mojadas
del azul de las olas entreabiertas,
y el color que escurre de mis dedos
tiñe las arenas desiertas.
El viento va llegando de lejos,
la noche se curva de frío;
bajo el agua va muriendo
mi sueño dentro de un navío...
Lloraré cuanto sea preciso,
para hacer que el mar crezca,
y mi navío llegue al fondo
y mi sueño desaparezca.
Después, todo estará perfecto:
playa lisa, aguas ordenadas,
mis ojos secos como piedras
y mis dos manos quebradas.
Cecília Benevides de Carvalho Meireles
Poetisa brasilera, 1901- 1964